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El problema de los elogios y las recompensas

Cuando los maestros y profesores elogian o premian a los niños, es probable que los aprendices lo consideren como retroinformación positiva. La cuestión crítica es si el elogio aparta la atención de la tarea y la dirige hacia el yo y a actividades "reputacionales" (por ejemplo, cambiar a otras tareas más fáciles, que mantienen la imagen que tienen de sí mismos), o si conduce a cambios en el esfuerzo, el compromiso o los sentimientos de eficacia de los aprendices en relación con la tarea.

 

Carol DWECK (1999) ha demostrado que quienes reciben alabanzas constantes probablemente atribuyan sus éxitos a su capacidad en vez de a su esfuerzo; la consecuencia de esto es que los estudiantes "de sobresaliente" tienen que hacer todo lo que puedan para proteger su reputación. Esto puede incluir matricularse en asignaturas más fáciles evitar todo riesgo de fracaso. Se da entonces más importancia a las calificaciones que al aprendizaje y se evitan riesgos y contratiempos. DWECK ha demostrado también el impacto negativo que produce en el alumnado, el paso a centros universitarios en los que puede ser más difícil obtener éxitos.

 

Esto les provoca dudas acerca de si tienen realmente la capacidad que pensaban que poseían por haber sido condicionados para ello. Quienes enfocaban el aprendizaje como una adquisición progresiva y basada en el esfuerzo demostraron tener mucho más aguante en estas circunstancias. Por tanto, para que sea útil, el elogio debe dirigir la atención a la tarea, no a la persona.

 

 

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RETOS

El problema de las notas y las calificaciones

En el clásico de culto Zen and the Art of Motorcycle Maintenance, de Robert PIRSIG (1974) se nos presenta a un profesor que se niega a poner notas a sus estudiantes y solo les hace comentarios. Pasadas unas semanas, "algunos de los estudiantes de sobresaliente comenzaron a ponerse nerviosos y su magnífico trabajo empezó a empeorar" (pág. 202), mientras que los de notable y suficiente empezaron a mejorar la calidad de sus trabajos y los de suspenso y futuros fracasados escolares empezaron a "ir a clase para ver qué ocurría".

Se encierran aquí preocupaciones justificadas que la EpA no ha tratado siempre de forma convincente. Una de ellas es el papel de las notas y de las calificaciones, dado que éstas son expresiones profundamente culturales. Aunque la lógica sea sencilla, es decir, que las notas y calificaciones no transmiten suficiente información para hacer avanzar el aprendizaje, las consecuencias de ellas no lo son. Entonces, ¿por qué no tener notas y comentarios? Porque las pruebas indican que los comentarios son en gran medida ignorados; lo que importa son las notas.

 

La evidencia más directa de esto procede del trabajo experimental de Ruth BUTLER, que manipuló las condiciones de retroinformación para examinar la influencia de las notas y los comentarios sobre el aprendizaje. El descubrimiento clave fue que la condición combinada "notas y retroinformación" mostró poco más aprendizaje que la condición "solo notas", mientras que la retroinformación "solo comentario" logró un incremento del aprendizaje significativamente mayor.

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